M A G I A (Minicuento)
Aquel atardecer en una isla paradisíaca se encontraron entre palmeras de melenas susurrantes. A lo lejos comenzaba el sol a dar sus últimos destellos y sus rojizos rayos los tiñó como lenguas de fuego. Estaban descalzos sobre la arena finísima. Él con su torso desnudo, ella como una nativa, sus hombros al aire y la tela de su vestido de grandes flores, casi traslúcido. La espuma del mar a veces bañaba sus pies y una brisa entre tibia y fresca los envolvía a los dos.
Se abrazaron tiernamente y sus labios se unieron, sabios húmedos. Acariciaron sus cuerpos suavemente sin apuros. El abrazo se hizo más estrecho y una suave cadencia, casi imperceptible movía sus cuerpos. Perezosamente se amaron.
Una sensualidad llevada a su punto más alto parecía hacerlos brillar bajo la luz plateada de una luna que daba toques fantasmagóricos a los amantes. Finalmente un estremecimiento los recorrió y, aún, un beso largo y tierno los mantuvo unidos. No Hubo necesidad de más. Ni cuerpos desnudos ni yacentes para llegar al éxtasis.
Luego poco a poco se separaron. Sus manos se unieron y mirándose a los ojos se dijeron: ADIOS.
Ellos sabían que aunque volvieran a ese lugar, quizás con otrapersona, nunca volverían a experimentar las sensaciones de aquella mágica noche.
Dora del Valle D.
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