jueves, 6 de octubre de 2011

¿A dónde vas Argentina?; Pesadilla 1

¿A dónde vas, Argentina?

Pesadilla 1


Como una pesadilla, Argentina, va hacia su futuro. Un futuro lejano que se nos acerca lento pero implacable.
No sé ya quién tiene la razón y quién no. Soy una adulta mayor y me educaron en un hogar de clase media. Madre ama de casa y padre empleado ferroviario.
Me enseñaron buenos modales, respeto por los mayores, maestros e instituciones. Cuidado por la cosa pública (escuela, plazas, medio ambiente etc). Hoy eso sería visto como avasallamiento de derechos o autoritarismo. No figura en ninguna ley de la constitución.
Desarmar una escuela o una comisaría; romper los asientos de las plazas o juegos infantiles o los monumentos o al menos ensuciarlos, es cosa diaria. Recuerdo los letreros que ponían en dónde había médicos u otras profesiones de bronce. Hoy se ve como normal que cualquiera se apropie. Ya no se ven. Hasta bustos de San Martín fueron rotos en trozos y el comprador lo sabía... Nadie pagó por ello. Quizás yo esté equivocada u obsoleta.
Quizás haya habido algún juez corrupto o tentado pero... era la excepción. Hoy esa excepción es para los jueces que aún pueden mantenerse honrados.
Los partidos políticos tenían a sus fieles afiliados, pocas veces se veían transfugados o desertores, se les decía girasoles. Hoy es moneda corriente. Gente que vive de la política, travestidos políticos...
Son empleados de una empresa que les paga sus sueldos, una empresa que no da ganancia a los dueños. Esos empresarios somos todos. Esos empleados cuando se sientan en sus sillones o en sus bancas se creen todopoderosos con una chequera en blanco. Muchas veces (innumerables veces) humillan a sus empleadores creyéndose dueños de vidas y hacienda. Enriqueciéndose descaradamente...
Hace muchos... muchos años se decía que trabajaban más que nada por el Honor... de allí aquello de Honorable Concejo Deliberante, Honorable Cámara de Diputados y así... Ya nada queda porque la verdad está mancillada y cambiada por los pícaros de turno. Se avejentan en sus cargos y tienen cada vez la piel más dura y no encuentran hace rato a la conciencia.
Al no educar al soberano (pueblo), tanto en los hogares como en las escuelas, sobreviene el caos. Cuando se lo quiere sofrenar, muchas veces es demasiado tarde. Ya estamos inmersos en la ley de la selva... A algunos gobiernos les conviene la gente inculta y sin bienes personales, se les tira una limosna que se saca de todos y se los mantiene. La vagancia es mala consejera.
Al principio la dadiva ofende, después... despersonaliza y finalmente llega la entrega y el hombre se convierte en una masa amorfa; sin ideas ni ideales arrastrada a su destino. Algunos llegan a la cretinización.
Ya nada importa. Los hijos se crían con ese concepto y nadie sabe con quiénes andan ni qué será de ellos y realmente ¿a quién le importa? Con el tiempo la mayoría serán seres manejables por los poderes de turno...
Dora del Valle D













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