A veces me consideré…
A veces me consideré… nadie
Una chispita que daba pequeñas
luces
Alumbrando a algunos a mi
alrededor
Y, luego, lentamente bajaba el
telón.
Mi temperamento vivo y rebelde
Supe con paciencia dominarlo
Agredí, entonces, a mi pobre alma
Deformé mi cuerpo tuve mi
infierno.
Creyeron que era yo muy feliz
Cuanto equívoco ellos tenían
Tapaba los gritos de mi afligida alma
Con cantos, bailes, contra mi
corriente.
Me puse un caparazón de frialdad
Posiblemente en defensa propia
Mi fortaleza no era tanta, como
creían
Menos la injusticia… todo lo
soportaba.
Pienso con los años caminando
sobre mí
Que soy como un pucho que tiran y
olvidan
O como esos muñecos que al final
de fiestas
Se queman y de ellos solo humo
queda.
Me amigué al fin con mi alma…
En algún tiempo dejará este
envoltorio
Habré dado, quizás, lo que pude
Aunque no siempre todo lo que
quise
Esta alma, o espíritu, o energía
Tomará, entonces las riendas
Se desperezará y muy lentamente
Irá hacia otro destino… ¿La
esperarán?
Dora del Valle Durbá
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