sábado, 22 de noviembre de 2014




A veces me consideré…
A veces me consideré… nadie
Una chispita que daba pequeñas luces
Alumbrando a algunos a mi alrededor
Y, luego, lentamente bajaba el telón.
Mi temperamento vivo y rebelde
Supe con paciencia dominarlo
Agredí, entonces, a mi pobre alma
Deformé mi cuerpo tuve mi infierno.
Creyeron que era yo muy feliz
Cuanto equívoco ellos tenían
Tapaba los gritos de mi afligida alma
Con cantos, bailes, contra mi corriente.
Me puse un caparazón de frialdad
Posiblemente en defensa propia
Mi fortaleza no era tanta, como creían
Menos la injusticia… todo lo soportaba.

Pienso con los años caminando sobre mí
Que soy como un pucho que tiran y olvidan
O como esos muñecos que al final de fiestas
Se queman y de ellos solo humo queda.
Me amigué al fin con mi alma…
En algún tiempo dejará este envoltorio
Habré dado, quizás, lo que pude
Aunque no siempre todo lo que quise
Esta alma, o espíritu, o energía
Tomará, entonces las riendas
Se desperezará y muy lentamente
Irá hacia otro destino… ¿La esperarán?


Dora del Valle Durbá

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